lunes, 6 de diciembre de 2010

El autismo

El autismo es el trastorno más característico del desarrollo social y cognitivo, definido como un síndrome conductual, puesto que a falta de causas orgánicas evidentes, se determina por las conductas y manifestaciones observables. La famosa Tríada de Wing (trastorno de la reciprocidad social, de la comunicación verbal y no verbal, y ausencia de capacidad simbólica y conducta imaginativa), a la que se añade con “demasiada” frecuencia los patrones de conductas, actividades e intereses repetitivos, restringidos y estereotipados, son las fuentes para definir a las personas con autismo. Al mismo tiempo hay otras muchas personas que sin cumplir todos estos criterios de la misma manera, vienen comportándose de forma similar y necesitando los mismos servicios y recursos; en términos educativos, tienen necesidades educativas especiales parecidas y requieren una similar intervención educativa (Wing, 1998).

Siguiendo lo escrito en Tortosa y Gómez (2003, p. 32), “el autismo, esa enigmática anormalidad del cerebro, es el trastorno prototípico del desarrollo social y cognitivo, que impide que los niños desarrollen habilidades sociales, comunicativas y cognitivas normales, es un trastorno grave e incapacitante, que afecta a múltiples funciones del desarrollo psicológico, que se nos muestra no sólo retrasado, sino cualitativamente alterado, a modo de distorsión, respecto al desarrollo normal”.
El autismo es un trastorno de la niñez que, como mencionamos anteriormente, se encuentra dentro del cuadro trastorno generalizado del desarrollo. Este cuadro se divide en el síndrome autista, síndrome de Rett, síndrome desintegrativo infantil, síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no específico. Estos síndromes comparten la triada de deficiencias, sin embargo las diferencias entre ellos están claramente establecidas.

El diagnóstico de un trastorno generalizado del desarrollo (TGD) debe contemplar tres áreas del desarrollo del niño:
1.      Alteraciones en la iteración social
2.      Alteraciones de la comunicación
3.      Actividades restrictivas y conductas estereotipadas
La mayoría de los niños con TGD son frecuentemente diagnosticados entre los 5 y 7 años de edad; esto representa un problema, ya que el diagnóstico temprano del TGD eleva las probabilidades de mejorar la calidad  de vida del niño gracias a la intervención temprana (Esquer, 2010). Frecuentemente los padres de niños con autismo han mencionado que los médicos del niño no supieron dar un diagnóstico o una explicación de los síntomas que el niño llegaba a presentar, y por ello retrasaron el diagnóstico alrededor de los 5 ó 7 años, cuando el retraso y las dificultades en el desarrollo del infante son ya muy evidentes (Valdez, 2007).
En muchos niños suelen presentarse los déficits en las habilidades de socialización y comunicación a la edad aproximada de 2 años, y conforme el niño avanza en su edad cronológica parece que el cuadro se va agravando y comienzan a aparecer conductas estereotipadas, completando el cuadro TGD; se ha observado que las conductas estereotipadas, en los niños, parecen agravarse con el paso del tiempo, mientras que los déficits de la socialización pueden mantenerse igual. Varios autores sugieren que si el niño de 12 meses de edad no responde a su nombre es un indicador muy claro de que existe una anormalidad en el desarrollo del niño, sin embargo, esta anormalidad no está ligada exclusivamente con el TGD (Valdez, 2007).

El Autismo es un desorden generalizado del desarrollo que da como resultado un conjunto de comportamientos anormales, lo que trae consigo una serie de implicaciones sociales importantes, el autismo es un trastorno que ha generado mucha polémica y ha despertado el interés de la comunidad científica en general, miles de especialistas trabajan arduamente para encontrar y decodificar las posibles causas y la forma de prevenir y/o erradicar los síntomas.
            Las evidencias muestran que una intervención temprana en el tratamiento del autismo produce una mejora a largo plazo en el niño, reduciendo los comportamientos no deseados y ayudando a que el individuo lleve a cabo sus actividades cotidianas lo más apegado a la normalidad, no obstante y según los expertos la detección del autismo sigue siendo más tardía de lo ideal lo cual complica el pronóstico. Los tratamientos que mencionamos en el presente trabajo de investigación son una excelente opción para apoyar el desarrollo del individuo.
Especialistas en salud infantil están en una posición clave para observar en niños aquellas características que podrían sugerir autismo y así mejorar las oportunidades del niño a llevar una vida lo más normal posible.
            La realización de este trabajo de investigación nos permitió conocer mucho acerca de este interesante padecimiento además que nos permitió ligar varios de los temas vistos en clase y aplicarlos a una situación real.

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